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Hace unos días era noticia la vuelta de la Filosofía como asignatura obligatoria en el Bachillerato. En los tiempos que corren, en los que parece que tan solo tiene valor lo novedoso o innovador y medimos el valor de algo por su utilidad, el debate de esta “vuelta” no se podía escapar de un análisis bajo estos criterios, de manera que volvió a surgir la pregunta: ¿Filosofía para qué?

Podríamos responder con un elogio del saber por el saber, del profundo amor hacia la sabiduría… pero eso nos sonaría a respuestas corporativistas y lo que es peor, a respuestas alejadas de nuestra realidad cotidiana.

La búsqueda de una respuesta sobre la relación entre Filosofía y cotidianidad me hizo pensar uno de los pensadores más de moda, el surcoreano Byung-Chul Han. En su última obra La expulsión de lo distinto continúa reflexionando sobre nuestra sociedad globalizada y sus males. Aquí es donde descubro una de las primeras razones que da valor a la Filosofía, la necesidad que tiene toda sociedad de pensar, de ser crítica consigo misma.

En una de las citas de la obra, en concreto de Alexanxder Rüstow encuentro la segunda razón que nos invita a lanzarnos a la reflexión filosófica. La crítica no es una dinámica destructiva, sino que descubre las tensiones que oculta todo problema, de manera que nos alienta a encontrar las acciones que nos permitan superar estas tensiones.

“Alexander Rüstow quien acuñó el concepto de “neoliberalismo”, constató que si la sociedad se encomienda únicamente a la ley mercantil neoliberal se deshumaniza cada vez más y genera convulsiones sociales. Por eso señala que hay que completar el neoliberalismo con una “política vital” que siembre solidaridad y civismo”.

Hemos de avanzar hacia una nueva sociedad, que no llegará por sí sola, sino fruto de nuestras acciones. Como hemos visto como una sociedad dirigida hacia el beneficio económico nos ha conducido a una deshumanización, por lo que tenemos el reto de pensar en hacia donde queremos dirigir nuestra sociedad. En este sentido Alexander nos plantea la necesidad de definir unas nuevas relaciones, una nueva forma de ejercer el poder, en definitiva una nueva forma de hacer política.

Es en este punto, en el pensar una nueva forma de relacionarnos como personas en una sociedad, en el que la Filosofía o mejor dicho el filosofar nos resulta imprescindible, poder pensar en un nueva sociedad dirigida hacia el posibilitar “la vida”.

Francisco Viedma

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