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En la Basílica de María Auxiliadora, en Turín, construida por san Juan Bosco e inaugurada el 9 de junio de 1868, sobre el altar mayor se encuentra un imponente cuadro que representa a María, la madre de Jesús, bajo la advocación de AUXILIO DE LOS CRISTIANOS.

El cuadro fue compuesto, a petición de Don Bosco, por el maestro italiano Tomás Lorenzone. El artista tardó tres años en completar el magnífico cuadro, y fue entronizado en el interior de la basílica en el mismo año 1868.

En el centro de cuadro aparece la Virgen María con el niño Jesús en brazos. A su alrededor están representados también el grupo de los Apóstoles, entre los que sobresalen san Pedro y san Pablo, los cuatro evangelistas, y algunos ángeles. Al pie de la Virgen aparece representada la Basílica y parte de la ciudad de Turín. El hecho de estar rodeada de los apóstoles, columna y fundamento de la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús, la califica como “Madre de la Iglesia”, en palabras del propio Don Bosco.

María y el Niño llevan túnicas y mantos, al estilo de la época barroca europea del siglo XVIII. Ambos llevan coronas y la Virgen, además, un cetro, como Reina de los apóstoles y de los ángeles. Alrededor de la cabeza de la Virgen, sobre el fondo del cielo dorado resplandecen doce estrellas blancas, haciendo referencia al texto del libro del Apocalipsis de San Juan: “… vi en el cielo… una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza…” (Ap 12).

Los colores de los vestidos de la Virgen y del Niño están llenos de simbolismo: el Niño, Jesús, lleva una túnica dorada, signo de su divinidad, y un manto rojo, símbolo de su pasión humana en la cruz. Su madre, María, en cambio viste una túnica roja, símbolo de la persecución de la Iglesia cristiana a lo largo de los siglos, y un manto azul, símbolo de su destino final: el cielo, en la gloria del Reino de Dios.

Las coronas y el cetro quieren significar el carácter vencedor. En el libro del Apocalipsis de San Juan, el último libro de la Biblia, la mujer coronada de estrellas representa a la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesucristo, que, está llamada a vencer y salir victoriosa de los múltiples obstáculos y persecuciones sufridos a lo largo de la historia.

Los cristianos hemos ido invocado a María, la madre de Jesús, también como madre de la Iglesia y madre nuestra, para que ella, que siguió a su Hijo Jesús en su predicación y en pasión y muerte, que se mantuvo firme al pie de la cruz, sin perder la esperanza ni el coraje, nos ayude con su auxilio maternal a sostener las dificultades y vencer los obstáculos que encontramos; y nos ayude, en su momento, a llegar al cielo, junto con su Hijo Resucitado y con los Apóstoles y los Santos que nos han precedido en el camino de la vida.

Por eso, en cualquier circunstancia, nos confiamos a ella y le decimos:

María, Madre de Jesucristo, madre de la Iglesia, auxilio de los cristianos,
ruega por nosotros y ampáranos en nuestra vida.

MARÍA, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS, RUEGA POR NOSOTROS.

Jordi Latorre, sdb

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