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Cuando los cristianos dicen que la Biblia ha sido inspirada por Dios, no significa que Dios haya inspirado “palabra por palabra” el contenido de la Biblia.

Sino que en la Biblia late el corazón de Dios, o que en la Biblia respira el aliento de Dios. Leyendo la Biblia percibimos la presencia de Dios en la historia de la humanidad, a través de la historia del pueblo hebreo antiguo y, en particular, la historia de Jesús de Nazaret.

Hoy en día se evita hablar de la inspiración como de una confirmación, por así decir, externa del carácter divino de la Escritura. No se fija sólo en el proceso de producción, sino en el conjunto estructural de comunidad de fe, autor, texto y lector. El concepto de inspiración no es utilizado para establecer una separación entre escritos bíblicos y no bíblicos, sino que se usa para poner de relieve el tejido de relaciones en que se encuentran los textos bíblicos. La inspiración se coloca en el horizonte del proceso vital de la comunidad de fe, que es una comunidad de vida, de lectura y de recepción.

  • La teoría literaria, según la cual la Escritura es una obra literaria en la que hay que distinguir el contenido y la forma. La inspiración divina se refiere al contenido, en cambio para la forma basta una simple asistencia divina ordinaria. Esta teoría habla de Dios como «autor» y del hombre como «redactor» de la Escritura, y también de una colaboración inteligente del hombre con Dios.
  • La teoría eclesiológica entiende la Escritura como libro inspirado por Dios, porque la Iglesia primitiva, como la prolongación de la revelación divina de Dios en Jesucristo, ha reconocido en ella la obra de Dios. Es reconocible como libro inspirado por Dios sólo a través de la Iglesia. Así, el Espíritu Santo inspira no sólo a los redactores de los libros, sino también la visión y la experiencia de fe de todo el pueblo de Dios; nos inspira también a nosotros a la hora de acogerla a través de la Iglesia; inspira al escritor sagrado y al lector creyente, que es capaz de reconocer en la Escritura la revelación del proyecto salvífico de Dios.
  • La teoría encarnacionista y pneumatológica centra su propuesta en la encarnación y en la pneumatología. Las tres «religiones del libro» consideran sus escritos revelados por Dios. Para la fe cristiana, Dios se nos comunica en la Escritura, pero es Cristo la Palabra de Dios encarnada. Se distingue de las otras dos religiones por su doctrina sobre la Trinidad, de la cual el Espíritu Santo es el que interviene en la creación del libro sagrado; en el judaísmo y en el islam, la figura de los profetas es central, de forma que la mediación humana se reduce a transmitir la palabra. En el cristianismo Dios interviene por el soplo del Espíritu sobre los hagiógrafos, que son verdaderos autores del texto.

 

Jordi Latorre, SDB
Director ISCR Don Bosco

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