El agente de pastoral que trabaja para hacer el primer anuncio y la tarea de evangelización al seno del mundo donde vive creo que debe tener unas actitudes básicas imprescindibles, que también remarca el Directorio para la Catequesis (DC, 2020): n. 139-150.
En primer lugar debe estar y saber estar con: Debe tener madurez humana, madurez cristiana y conciencia misionera (DC, 139-142).
Es decir, tiene que cultivar su personalidad, debe aceptarse y desarrollar sus potencialidades humanas; tiene que fundamentarse en Cristo, empaparse de Cristo, sus relaciones (familia, grupo, estudios, trabajo, ocio…) no pueden ser superficiales, deben ser auténticas: acogida, escucha, servicio…; la íntima unión con Cristo es el motor del agente de pastoral (sacramentos, oración…); se siente enviado por su comunidad cristiana, porque es con ella que vive su proceso de fe.
En segundo lugar, debe saber: tener formación bíblico-teológica y tener conocimiento del hombre y del contexto social (DC, 143-147).
Es decir, debe ser fiel al mensaje evangélico y a la persona humana. Este requiere un buen conocimiento del mensaje que transmite y, además, un buen conocimiento del destinatario que lo recibe y el contexto social en el que vive. Solo así puede ser testigo y “maestro de la fe”. Debe tener, pues, un conocimiento orgánico del mensaje cristiano, articulado alrededor del misterio central de la fe que es Jesucristo. No pueden faltar los siguientes contenidos: la tres grandes etapas de la Historia de la Salvación (Antiguo Testamento, vida de Jesús y la Historia de la Iglesia); los grandes núcleos del mensaje cristiano (Credo, liturgia, moral y plegaria); la Sagrada Escritura debe ser como el “alma” de esta formación.
En tercer lugar debe saber hacer: formación pedagógica y metodológica, para llegar a ser un buen educador y comunicador (DC, 148-150).
Es decir, es necesario tener muy presente que la evangelización es un acto de comunicación y que, la formación de hacer del animador un educador del hombre y de la vida del hombre. De aquí la importancia del estudio de las ciencias humanas (psicología y sociología) que le permitan conocer a la persona y la realidad en la que se mueve. Pero, hace falta también, el estudio de las ciencias de la educación y de la comunicación. No obstante, estamos educando en la fe a jóvenes que nos han sido encomendados y estamos comunicando nada más y nada menos que el Evangelio.
Pero es verdad que la teología y las ciencias humanas han de fecundarse mutuamente. Teniendo presente que éstas últimas están siempre al servicio de una acción evangelizadora que no es solamente humana.
Así pues, resumiendo: el agente de pastoral, con la ayuda del Espíritu Santo, es fundamentalmente un educador y un comunicador de la fe. Será necesario que tenga capacidad de atender a las personas, la habilidad para interpretar y responder a la demanda educativa, la iniciativa para activar procesos de aprendizaje y el arte para guiar a un grupo humano hacia la madurez cristiana. El agente de pastoral deberá saber programar-realizar-evaluar la acción educativa, deberá ser capaz de animar a un grupo. Y hará falta que tenga mucho cuidado del acompañamiento y de las relaciones personales.
Miquel Armengol,SDB
Terrassa, 28 de mayo de 2023
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