Loading

Hace pocos días acompañé a Pilar Bayés, Pilarín, a visitar la escuela. Una persona muy famosa por sus dibujos, para todo tipo de público, pero que gusta mucho a los niños y jóvenes. Antes de que entregara los premios a los chicos y chicas de primero de ESO, a raíz de un proyecto titulado “Paisajes que emocionan”, pensé que sería bueno enseñarle la escuela de los Salesianos de Terrassa.

Dicho y hecho. Empecé por unos murales que contaban la historia de la casa, nacida en 1957, hace sesenta y cinco años. Entramos en la iglesia donde celebramos las Eucaristías y otras liturgias de la Palabra, y descubrí que ella había ido a misa esa misma mañana. Recorrimos los porches amplios, que nos sirven para el recreo los días que llueve. Vimos la sala de los directivos y la de los profesores compartida por todas las etapas de la escuela, desde infantil hasta formación profesional. Estuvimos en los talleres de mecánica y de electricidad, bien dotados y renovados totalmente este pasado verano. Además estaban funcionando, y los alumnos en plena tarea práctica, con las fresadoras y los tornos, con los automatismos robóticos y con la neumática.

Nos faltó tiempo para salir al patio donde le conté los diversos pabellones, donde estaban ubicadas las varias secciones: infantil, primaria, secundaria y la formación profesional. En ese preciso momento salieron los niños de primaria, muchos de los cuales conocían a quien nos visitaba hoy. Y quisieron tomar fotos y pedirle autógrafos a Pilarín, escritos en la piel de sus brazos o manos. Se notaba mucha ilusión y cariño por parte de ella, con un punto de emoción.

Después, como ya era media mañana, la invité a tomar un café con leche y galletas en el comedor de la comunidad, junto con el profesor de visual y plástica y la directora de la escuela. Fue un rato de diálogo franco y fraternal.

Finalmente fuimos al teatro, cuando todavía estaba vacío. Quedó admirada por su amplitud y equipamiento. Cuando llegaron los alumnos, le di cordialmente la bienvenida oficial. Y ella nos obsequió con una lección de historia del arte bien aliñada con los dibujos que iba haciendo, mientras hablaba… ¡y todos, chicos y chicas, boquiabiertos!

Al finalizar, hizo la entrega de premios a cada una de las personas ganadoras, y les regaló un libro con un dibujo dedicado y personalizado. También lo hizo para cada uno de los profesores allí presentes, y me llamó la atención la dedicatoria que escribió para mí: «Para Miguel, que me ha ayudado a entender el espíritu de esta casa de los Salesianos».

Esto me hizo pensar en la importancia que tiene cuidar el espíritu de la casa. Un espíritu que ella captó en el trato que nos tenemos entre docentes y alumnos, entre personal docente y no docente, entre pequeños y mayores. Un espíritu que se manifiesta en la familiaridad, en el cariño mostrado por los niños, y por los propios educadores. Un espíritu que se manifiesta en los espacios (patios, talleres, aulas, teatro, iglesia, porches, sala de profesores y directivos,… y la zona de la propia comunidad religiosa salesiana) siempre al servicio de los jóvenes y de su educación integral.

Pilarín se mostró sorprendida por la cantidad de espacio que ocupa la Obra Salesiana de Terrassa, pero cuando le conté que los patios, muy grandes, están plenamente al servicio de la educación, para que los jóvenes puedan moverse con libertad, correr, saltar,… y para evitar los conflictos que la falta de espacio siempre comporta, lo entendió perfectamente.

Esta visita me sirvió para entender de forma más clara la importancia de que en una escuela todo se coordine en el marco del Proyecto Educativo-Pastoral (PEP). Un PEP que no sólo debe ser teórico sino que debe mostrarse en los espacios, en los patios, en las relaciones, en la familiaridad, en los proyectos, en las actividades, en la gestión del tiempo… Un PEP que se nota palpablemente en el marco de la visita de una persona que desconocía la escuela salesiana y captó pronto su espíritu.

Pensémoslo y tengámoslo muy presente en nuestra labor educativo-pastoral. El trasfondo de lo que se ve, el ambiente, el alma, el espíritu… es tanto o más importante que las realizaciones prácticas.

Miquel Armegol, SDB
Director

 

 

0Shares

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.Más información/

ACEPTAR
Aviso de cookies