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La realidad de la sociedad y la cultura actual ha evidenciado el distanciamiento de entre éstas y la Iglesia. El mensaje de salvación que promueve la Iglesia, que no es otro que el de la “Buena Noticia” de Jesús tan solo llega a una parte reducida de los destinatarios.

Son muchas las personas a las que no interesa o atrae nuestro discurso. Un discurso que se mantiene en parámetros muy alejados de sus intereses, a pesar que se evidencia un anhelo de trascendencia en nuestra sociedad.

Ahondando en esta circunstancia, todavía es más preocupante el poco interés que despertamos entre los jóvenes. Lo que amplifica el problema, pensando en los relevos generacionales.

Ante esta cuestión, no está de más preguntarse cómo puede la Iglesia restablecer la relación y la comunicación con este público que se ha alejado. De ahí surge el cuestionarnos qué herramientas podemos utilizar para acercar nuestro mensaje, que es el mensaje de Jesús, a todo este público.

Si entendemos el marketing como una herramienta para comunicar mejor, para establecer estrategias y para innovar; es una evidencia que podemos aplicarla para mejorar nuestra relación y la transmisión de nuestro mensaje.

El Congreso Internacional de Marketing Religioso REinspira pretende profundizar en esta cuestión. Académicos y expertos de primer nivel del mundo del marketing y la publicidad procedentes de importantes organizaciones y grupos empresariales comparten sus experiencias y conocimientos sobre distintas áreas del marketing. Esto sirve para analizar de qué manera la Iglesia puede encontrar en esta disciplina herramientas concretas que le ayuden a relacionarse más adecuadamente con una sociedad que se ha ido distanciando y que ha cambiado su manera de comunicarse en las últimas décadas.

Un ejemplo es lo que plantea Carlos Luna en una de sus conferencias sobre marketing religioso preguntándose cuál es el público al que nos dirigimos, la generación Millenial, la generación Alfa o la generación Zeta. La situación actual de inmediatez y de búsqueda de autoexpresarse puede ayudar a llevar nuestro mensaje, una misión de transformación de la sociedad, enviados por un Padre que nos ama infinitamente.

Si el marketing, como promueve Carlos Luna, no pretende vender sino  satisfacer una necesidad; que en este caso, es el anhelo de trascendencia de la persona humana. Debemos ponernos en el lugar del otro, cruzar a la otra orilla para descubrir sus necesidades. Esta misma idea la desarrolla el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium

Una primera idea es adaptar nuestro lenguaje para hacerlo más cercano e inteligible; como ya hizo Jesús mediante las parábolas, usando un lenguaje que explica la vida cotidiana.

Por tanto, es imprescindible desarrollar un plan para despertar el deseo y el interés del público por el mensaje que satisfaga su necesidad de trascendencia. Un plan para alimentar la vocación de unos y para re-enamorar a los rebotados. 

Crear entre todos más fidelización, sin olvidar que la fe es un don recibido y va más allá de lo que se puede comprar, que se trata de una opción libre y nosotros somos los testimonios de esta invitación.

En definitiva, debemos plantearnos que es posible un marketing religioso con el fin de ser capaces de hacer llegar la Buena Noticia de Jesús, que al fin y al cabo, es la misión que se nos ha encomendado.

Xavier Iglesia

Alumno de Licencia en Ciencias Religiosas especialidad Pastoral


Extracto del trabajo realizado para la asignatura Pastoral en los medios de comunicación social

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