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El miércoles 22 de marzo de 2023 tuvo lugar la Jornada Pastoral del ISCR Don Bosco. Después de tres años de suspensión por motivo de la Pandemia de Covid-19 se retomó la costumbre de dicha Jornada. En esta ocasión intervino la Lda. Anna Almuni de Muga sobre El Laicado y la sinodalidad.

La Lda. Anna Almuni, es miembro de la Institución Teresiana —fundada en 1911 por el sacerdote San Pedro Poveda (1874-1936)—, una asociación internacional de profesionales laicos de la Iglesia católica, con distintas modalidades de compromiso, que viven la misma espiritualidad y misión. La Sra. Almuni desde siempre ha tenido muy clara su vocación educadora que ha desarrollado en distintas tareas docentes y pastorales. Ha compaginado las tareas profesionales, casi siempre, con el acompañamiento de grupos en el campo del esparcimiento, y en la pastoral de jóvenes y adultos. En la actualidad es la Delegada diocesana de Formación y Acompañamiento del Laicado, de la diócesis de Barcelona. Fundamentó su intervención en algunos de los recientes documentos sinodales, mostrando cómo el Laicado se implica en los procesos pastorales.

Según ella, estamos inmersos en el desarrollo del Sínodo de los Obispos 2021-2024 que el Papa Francisco puso en marcha sobre la Sinodalidad como proceso propio de la Iglesia. Es la decimoquinta vez que un Santo Padre, a partir de Pablo VI, convoca un Sínodo de Obispos en la Iglesia Católica. Esta vez el tema de reflexión es la Sinodalidad. Este Sínodo no quiere ser un acontecimiento, sino un proceso, en el que todo el Pueblo de Dios está llamado a caminar juntos hacia lo que el Espíritu Santo le ayuda a distinguir como voluntad del Señor para su Iglesia”. Busca enfatizar el diálogo entre la Iglesia universal y la Iglesia particular al profundizar en el discernimiento en cada continente, a partir de lo que ha expresado el Pueblo de Dios en todo el mundo”. ¿Pero esto es cosa de Obispos y Curas, o es cosa de todo el Pueblo de Dios, es decir, también de los laicos y laicas, consagrados o seglares?

Vivimos en un cambio de época, en pleno proceso de secularización que afecta la entera cultura occidental, con la consiguiente crisis de vocaciones ministeriales y de vida consagrada en el seno de la Iglesia Católica. Sin embargo el Espíritu nos precede y nos invita, a través del Sínodo, al protagonismo creciente de los laicos —seglares y consagrados— en la vida y la misión de la Iglesia; a adentrarnos en la espiritualidad del discernimiento; y a ser testigos e impulsores de un renovado primer anuncio entre nuestros contemporáneos; según el estilo propio laical: animando el entero organismo social, como el alma anima e impulsa todos los miembros del cuerpo (cf. Carta a Diogneto).

El Sínodo como proceso de sinodalidad constituye una llamada a la corresponsabilidad de todos los bautizados, ministros y laicos, en función de la misión recibida. Es más, la sinodalidad representa el camino principal para la Iglesia del presente y del futuro: poniendo en marcha procesos de escucha, de diálogo y de discernimiento comunitario y eclesial. El proceso sinodal quiere ser una proceso ante todo espiritual para ser fieles a la llamada de Dios, mediante una vida personal y comunitaria arraigada en Cristo.

Este Sínodo requiere creatividad y audacia, dejando seguridades pasadas, para superar el clericalismo de ministros y fieles. Y tomando conciencia del protagonismo compartido por todos los bautizados.

 

Jordi Latorre, SdB

Director ISCR Don Bosco

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