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“La Casa de Pensar” es una construcción que me sorprendió por su nombre y diseño cuando inesperadamente me la encontré por la ciudad condal. Allí se encontraba este espacio, en un entorno amplio, destacando por su forma y los elementos que la rodeaban, captando la atención del viandante. En un principio, esta “Casa” surge gracias a IKEA, en el contexto de la Barcelona Design Week de 2022 y su localización, cerca de la “Torre Glòries”, era distinta a la actual. La finalidad inicial de esta instalación –que se pensó como efímera– era escuchar los problemas, propuestas y soluciones de los ciudadanos, profesionales y estudiantes de diseño para mejorar la vida de los urbanitas mayores de edad. En definitiva, mejorar la calidad de vida de las personas mayores, preocupadas actualmente por la soledad, la integración social y los entornos seguros en las grandes ciudades.

Como se desprende de esta iniciativa, “La Casa de Pensar” es un buen lugar, un espacio positivo, una instalación que ofrece recursos para proyectar un mundo mejor. Ciertamente, es un sitio original por su forma, decoración interior, objetivo propuesto, ubicación, etc. Algo que no es nuevo para los agentes de pastoral, pero que sí da y/o refresca ideas sobre las actividades pastorales que estos llevan entre manos.

Esta “Casa” tiene –o debería tener– mucho en común con nuestras “casas/presencias” donde realizamos la labor pastoral. La “Casa” nos recuerda que, como evangelizadores, tenemos que estar, en la medida de nuestras posibilidades, “a la última” en cuanto se refiere a “recursos pastorales”. Nos recuerda también que nunca tenemos que dejar “de pensar” en aquellos a quienes estamos enviados (en sus necesidades, preocupaciones, miedos…). Y por último, esta “Casa” del gigante sueco nos anima “a escuchar” a los destinatarios (sus vivencias, proyectos, sueños…) en un entorno seguro, cálido, familiar, acogedor, digno, estético, etc. 

En definitiva, en las abundantes y variadas “tareas pastorales” que llevamos entre manos, deberíamos “mimar” a los destinatarios (jóvenes, mayores, enfermos, internados en diversos centros…) ofreciendo “lugares amables” pensados para ellos donde se les escuche y atienda espiritualmente. Espacios y momentos “de diseño” para una pastoral del siglo XXI. 

Da que pensar, ¿verdad?

Alberto Payá Rico, SdB
Profesor

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