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Beati misercordes quia ipsi misericordiam consequentur  (Mt 5,7)

Dios es sexy… Mmmmmm. Me ha tirado la caña y yo he picado porque he pecado. Su mirada me ha atraído con dulces palabras de amor y bondad, de respeto hacia los demás y recompensas para uno mismo, de bienaventuranzas y cielos estrellados, de misterios y de perdón, de gozo y de dicha.

Me ha mirado con ojos de misericordia y no me he podido resistir igual que Mateo, pecador y publicano, no pudo resistir su mirada. ¿Cómo resistir-te a quien deshace los prejuicios que hay hacia ti por tus pecados y te invita a cambiarte la vida y acompañarlo, aunque sea en contra de la opinión de sus discípulos?

  • Pero, ¿qué queremos decir cuando hablamos de misericordia? ¿Hablamos de la mirada tierna de Dios?
  • ¿Hablamos de perdón? ¿Ser bondadoso es saber perdonarlo todo? ¿aceptarlo todo?
  • ¿Es compasión? ¿Es sentir pena por alguien? ¿Lástima?
  • ¿La misericordia es fruto de un sentimiento de condescendencia mezclada con complacencia?
  • ¿La misericordia es piedad?

Más allá de la actitud de vida de Jesús, vemos que podemos entrever mediante sus parábolas, si alguna nos habla de la misericordia y sobre como las actualizamos. Tres destacan por encima de las otras: la de la oveja perdida, la de la moneda extraviada y la del padre bondadoso. Leámoslas: Lc 15, 1-7. 8-10. 11-32. Estas tres parábolas se consideran el corazón del evangelio de Lucas y en conjunto se las denomina las parábolas de la misericordia.

¿Qué podemos sacar de su hermenéutica?

La palabra misericordia proviene del latín «Misere» (miseria, necesidad), «cor, cordis» (corazón) más «-ia» (hacia los demás). Los cristianos estamos invitados a tomar una actitud bondadosa hacia aquellos que viven en necesidad. La Iglesia nos propone (¿ayudar?) actuar hacia los demás de manera espiritual y física. Pero para ver que no es un utopía, hagamos un ejercicio práctico. Llevemos-lo al campo de la enseñanza, del acompañamiento personal, si queréis:

Obras de misericordia espiritual como objetivos educativos:

  • Enseñar a quien no (¿conoce?) sabe
  • Aconsejar a quien lo necesite
  • Corregir a quien se equivoque
  • Perdonar las ofensas
  • Consolar a quien esté triste
  • Ser paciente con los defectos de los demás
  • Rezar a Dios por los vivos y por la almas perdidas

Obras de misericordia corporales como objetivos educativos o compromisos personales:

  • Visitar y cuidar enfermos
  • Dar de beber al sediento
  • Dar comida al hambriento
  • Dar acogida al peregrino
  • Vestir al desnudo
  • Liberar al cautivo
  • Enterrar los muertos

Pero la misericordia no es solo una actitud, y que conste que la actitud lo es todo. Por eso misericordia es el mismo nombre de Dios.

Sergi Paramés
Prof. Forum de actualidad pastoral: Pastoral y música

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