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La palabra «pastoral» es una de las más usadas en el lenguaje eclesial hoy en día. Es un término que ha cambiado continuamente con el correr de los últimos dos siglos. Por pastoral, se ha referido a la acción de los pastores, a las tareas de la Iglesia, al diálogo con el mundo y el compromiso de renovación.

 

La pastoral que deriva de “pastor” cuya misión es el cuidado, la atención, la entrega y la vigilancia de los que están a su cuidado, es el conjunto de las acciones de la Iglesia para el cuidado del pueblo de Dios. Aunque el término aparezca como tarea de los pastores, la pastoral es tarea de todo el pueblo de Dios, según el concilio Vaticano II, por el sacramento del bautismo.

Una pastoral para hoy, como la de todos los tiempos, se ha de fundar imitando la de Jesús y la de la comunidad primitiva. Jesús tenía la conciencia de ser el pastor del pueblo de Dios.  

 

De la acción de Jesús salen tres dimensiones que constituyen unos criterios importantes para la pastoral: su acción tiene a Dios por centro, defiende la causa del Reino, y esa acción se realiza dentro del grupo de los doce, signo de comunión.  Entonces, de la misma manera que Jesús no se pone como centro o fin de su mensaje, la pastoral hoy en día ha de ser orientada hacia Dios y su Reino y la salvación del género humano. Asimismo, todos los agentes de la pastoral han de recordar siempre que realizan la misión de Jesús dentro de la Iglesia y ser hombres de doble fidelidad: fidelidad a Dios y los hombres. 

 

Respecto a la acción de la primera comunidad, criterios que nos pueden ayudar son el sentido de ser enviado por Dios y por la Iglesia, el volver siempre a las fuentes que son el Evangelio, el servicio a los demás a través de los dones y carismas que tenemos, el diálogo con la cultura y la sociedad actual.

 

Las transformaciones en el mundo han de afectar también a la pastoral actual. Así, la pastoral ha de abarcar y encarnarse en el mundo y la cultura teniendo en cuenta las realidades de las personas, e integrar los interrogantes humanos en la acción pastoral. 

 

Ante un mundo cada vez más secularizado, que manifiesta mucha desconfianza ante la Iglesia, la pastoral eclesial ha de preocuparse de estar presente en el mundo actual, una pastoral de diálogo, de pobreza, de credibilidad y una pastoral acompañada de una reflexión teológica y doctrinal. 

Viviane Compaore
Alumna del Bachillerato/Gradoa en CCRR

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