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La Iglesia Católica en la China moderna

En 1980, el gobierno chino comenzó a permitir la práctica religiosa en ciertas áreas y a autorizar la reapertura de algunas iglesias. Sin embargo, la situación para los católicos en China seguía siendo complicada debido a la división entre la comunidad católica “oficial” reconocida por el gobierno y la comunidad católica “clandestina” que seguía adhiriéndose al Vaticano. Además, muchos católicos en China todavía enfrentaban discriminación y hostilidad por parte de la sociedad en general, y algunos misioneros extranjeros continuaban siendo expulsados del país.

A pesar de estos desafíos, la Iglesia Católica en China comenzó a crecer rápidamente en los años 80 y 90. Según las estadísticas de la Iglesia Católica, el número de católicos en China ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Este aumento en el número de católicos en China se debe en gran medida al crecimiento de la economía y la apertura del país a la influencia occidental. Muchos católicos en China han encontrado en la fe católica una forma de encontrar significado y propósito en una sociedad que está en constante cambio y transformación. Además, la Iglesia Católica en China ha buscado adaptarse a las necesidades y preocupaciones de la sociedad china. Por ejemplo, ha establecido instituciones educativas y de atención médica para servir a las comunidades locales, y ha participado en iniciativas de caridad y ayuda humanitaria.

Sin embargo, la relación entre la Iglesia Católica en China y el gobierno chino sigue siendo tensa. A pesar del acuerdo histórico firmado entre el Vaticano y el gobierno chino en 2018, que buscaba mejorar las relaciones y permitir la unificación de la comunidad católica en China, algunos miembros de la comunidad católica clandestina siguen enfrentando la represión y la persecución del gobierno chino.

Figuras clave en la historia del catolicismo en China

San Francisco Javier: Fue un misionero jesuita español que llegó a China en 1549. Fue uno de los primeros misioneros católicos en China y jugó un papel importante en la introducción del cristianismo en el país.

Matteo Ricci: Fue un misionero jesuita italiano que llegó a China en 1582. Se convirtió en uno de los misioneros católicos más importantes de la historia de China, y es conocido por haber sido el primer europeo en entrar en la Ciudad Prohibida en Pekín.

Xu Guangqi: Fue un funcionario imperial chino que se convirtió al cristianismo en el siglo XVII. Fue un colaborador cercano de Matteo Ricci y ayudó a traducir muchas obras religiosas al chino. También desempeñó un papel importante en la modernización de China y en la introducción de la ciencia y la tecnología occidentales en el país.

Vincent Lebbe: Fue un misionero belga que llegó a China en 1899. Desempeñó un papel importante en la promoción del catolicismo en el sur de China y en la fundación de la Asociación Católica China, una organización que buscaba unir a los católicos chinos y promover el desarrollo social y económico del país.

Ignatius Kung Pin-Mei: Fue un obispo católico chino que fue arrestado y encarcelado por el gobierno comunista chino en la década de 1950. Fue liberado en la década de 1980 y se convirtió en un símbolo de la resistencia católica contra la opresión del gobierno chino.

Joseph Zen Ze-kiun: Es un cardenal católico chino que ha sido un crítico abierto del gobierno chino y de la Iglesia Católica “oficial” en China. Ha sido un defensor de la comunidad católica clandestina y ha luchado por la libertad religiosa en China.

Conclusiones

La historia del catolicismo en China es una historia compleja y multifacética, que abarca más de mil años de historia. Desde sus primeros días en China durante la dinastía Tang hasta la situación actual de la Iglesia Católica en China, el catolicismo ha sido una fuerza importante en la cultura y la historia de China.

A pesar de las persecuciones y los desafíos, los católicos chinos han mantenido su fe durante siglos, a menudo arriesgando sus vidas para hacerlo. En la actualidad, la situación de la Iglesia Católica en China sigue siendo complicada, pero se espera que las relaciones entre la Iglesia y el gobierno chino continúen mejorando en el futuro.

 

Anna Moya
Profesora ISCR Don Bosco

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