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Continuando con la reflexión sobre el sacramento de la confirmación, el papa Francisco, termina con una exposición sobre los efectos que el don del Espíritu Santo hace madurar en los confirmados.

Hemos de tener la certeza que el Espíritu Santo es un don, por eso el obispo dice a aquellos que se confirman: «Recibe signo del don del Espíritu Santo». Espíritu que entra en aquellos que se confirman y fructifica, de tal forma que después se pueda entregar a los demás. Por eso el papa recuerda:

«Es propio del Espíritu Santo salir fuera del propio yo para abrirnos al nosotros de la comunidad: recibir para dar. Nosotros no somos el centro: nosotros somos un instrumento de este don para los otros».

Así, el papa nos recuerda que este don hace que todos los bautizados-confirmados tengan el deber y la responsabilidad de tener cuidado de los demás y colaborar en la santificación de la Iglesia. Y la Iglesia somos todos, dice el papa. La confirmación une a la Iglesia universal presente en toda la tierra, pero comprometiendo activamente a los confirmados en la vida de la Iglesia local a la que pertenecen, encabezada por el obispo diocesano que es el sucesor de los Apóstoles. Por eso, al ser el obispo el ministro ordinario de la confirmación, destaca el efecto de unir a los que reciben la confirmación más estrechamente a la Iglesia, a su origen apostólico y a la misión de dar testimonio de Cristo (cf. CEC, 1313).

Esta incorporación eclesial se resalta con el abrazo de acogida que el obispo realiza después de la crismación. Por eso el obispo dice a cada uno de los confirmados: «La paz sea contigo». Estas palabras expresan el signo de comunión con Cristo, con el obispo y con el resto de los fieles. En la confirmación se recibe el Espíritu Santo y la paz: la paz que hemos de transmitir a los demás.

Es por eso que esta comunión y paz se ha de continuar transmitiendo más allá de la celebración. De nada sirve recibir el don de la paz en la confirmación, o en la eucaristía y mantener actitudes de intransigencia que nos alejan de los demás.

El papa insiste:

«Nadie recibe la confirmación sólo para si mismo, sino para ayudar al crecimiento espiritual de los demás. […]. Lo que recibimos como un don de Dios ha de ser dado».

Es evidente que el don del Espíritu que hemos recibido lo hemos de compartir con los demás, especialmente con nuestra comunidad de hermanos.

El papa Francisco termina esta catequesis diciendo.

«Exhorto a los confirmados a no “enjaular” al Espíritu Santo, a no ofrecer resistencia al Viento que sopla para empujarlos a caminar en libertad, a no sofocar el Fuego ardiente de la caridad que lleva a dar la vida por Dios y por los hermanos».

Os animo a repasar de cuando en cuando estas tres catequesis, del papa Francisco sobre el sacramento de la confirmación, que han ido apareciendo en estos martes formativos de teología y pastoral. Todas y cada una de ellas nos hacen tomar consciencia de la importancia que tiene el poseer el don del Espíritu Santo y la responsabilidad de comunicar el Evangelio con nuestras acciones (obras) y nuestras palabras.

Ojalá la lectura y reflexión de estos textos nos ayuden a vivir en profundidad y coherencia nuestra vida como cristianos bautizados-confirmados.

Joan Josep Moré, sdb

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